¿Puede traer el cambio climático beneficios a las personas?
Eso es lo que pensé cuando tuve los apetitosos mangos de Chulucanas sobre mi
mesa esta tarde. El mango criollo es la variedad de un fruto que proviene de la
India, el cual por sus atributos de adaptación a diversos suelos plantó sus
raíces en tierras peruanas. No recuerdo haber visto antes mangos criollos en
agosto (en pleno invierno). Entonces acometí la investigación.
La temporada de cosecha de la variedad de mango criollo
peruano abarca desde noviembre hasta febrero, o marzo en el mejor de los casos.
Desde hace unos años el mango más apetitoso de la costa se hizo escaso. Primero
porque una gran parte de estos salía en exportación a América del Norte. Segundo,
porque se ha incrementado desde el 2011 la temperatura promedio anual. La
floración es afectada seriamente y con ello el volumen de las cosechas en los
valles de Piura. Algo serio está ocurriendo con el periodo de maduración del fruto. En los
últimos dos años se observa una alteración sistémica en las condiciones
climáticas de la costa norte: el aumento de la humedad relativa y el incremento
de los promedios de temperatura al parecer provocan el acortamiento y la
anticipación en el proceso de maduración. Ocurre entonces algo asombroso: los
frutos han aparecido este año en agosto, cuando deberían normalmente aparecer
en noviembre. No se trata de unos pocos frutos prematuros, minúsculos y verdosos, son frutos robustos y pulposos.
La temporada entera se ha adelantado. Y si las temperaturas medias siguen
aumentando, con el tiempo la floración menguará y las cosechas desaparecerán.
La
capacidad de adaptación del mango es extraordinaria, pero como cualquier
sistema natural tiene sus límites. Una temperatura media por encima de los 25
grados interrumpe la floración y causa que los árboles se tornen estériles. De
eso se trata el cambio climático causado por el hombre: en el corto plazo
algunas señales pueden ser confusas o incluso aparentemente positivas, en el
largo plazo (previsible) es causa de desastre.
Entonces conecto inmediatamente con una lectura clásica del
curso de Introducción a la Sostenibilidad. Jared Diamond, investigador prolijo
estudió civilizaciones del pasado que enfrentaron cambios sustanciales en su
entorno y su forma de vida. Algunas sobrevivieron y otras simplemente
desaparecieron. ¿Por qué algunos pueblos lograron perdurar y otros se quedaron
mirando como mermaban las especies y la biodiversidad a su alrededor?
La encrucijada esta frente a nosotros. Algunos pueblos
prestaron atención a los cambios que estaban ocurriendo y discutieron las medidas que debían tomar. Estamos
hablando de pueblos que no conocieron la política movida por lobbystas y
operadores mediáticos. Algunos consultores de Mincetur argumentarán que estamos
desaprovechando una ventaja competitiva y debería fomentarse la construcción de
una planta de tratamiento hidrotérmico para aprovechar el cambio de la estacionalidad
y exportar (chequear google).
Ellos ven una oportunidad de negocio.
Yo veo lo
que los especialistas conocen como un
trazador biológico: una evidencia irrebatible de que el cambio climático se
convierte en una amenaza real. Lástima que nadie llevará los mangos de agosto a
las sesiones de la COP 21, quizás comprenderían mejor la urgencia de tomar
decisiones sobre el calentamiento global.
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