junio 21, 2011

Grecia, España: lecciones desde Europa

Cada vez que leemos sobre Grecia evocamos historias mitológicas y héroes magníficos, batallas épicas y heroísmo. Desde fines del 2009, las calles de Atenas atestiguan desbordes de manifestantes que expresan su indignación frente a las medidas de austeridad y de recorte de la calidad de los servicios públicos debido a los sucesivos paquetes de ayuda financiera condicionados al cumplimiento de metas de ajuste fiscal. Angela Merkel y Nicolás Sarkozy se reunieron esta semana y acordaron el tercer paquete de la Unión Europea que esta vez incluye una posible prorroga “voluntaria” de pagos de la deuda pública griega, deuda que es importante decir fue emitida por un gobierno promotor de la desregulación y apertura incauta a los mercados internacionales. La misma ola de furor embriagó a los bancos privados que adquirieron líneas de crédito a tasas de interés irracionalmente altas. Alocados por el acceso del país a las fuentes financieras, todos los agentes económicos se endeudaron hasta el cuello. Ahora el país vive las consecuencias. Recalificada la deuda griega debido al saneamiento de las cuentas fiscales por parte de los socialdemócratas, el caño financiero desde Europa se cerró, los periodos de pago de intereses llegaron mientras que la recaudación se desplomaba. Un juego tóxico financiero sostenida por ópio financiero.

España vive al borde del abismo desde hace un año y medio. Poco después de la crisis de Wall Street en el 2008, el flujo de inversión hacia el país se redujo abruptamente y con ello las líneas de crédito que habían financiado la mayor parte del despegue económico de los últimos seis años. La mayor parte de la inversión externa había ido a parar al sector de servicios, que es altamente dependiente de la liquidez de la demanda interna. En la medida que mayor cantidad de trabajadores entraba en paro debido al ajuste de expectativas, la demanda disminuía y con ella se cerraban mas y mas negocios iniciados durante el despegue y así se formó el círculo vicioso. Actualmente el desempleo abierto alcanza el 21%. Los bancos españoles que invirtieron en proyectos inmobiliarios y negocios tóxicos no viables no tienen suficiente liquidez para proyectos empresariales que generarían empleo y riqueza. Una trampa igual de dramática que en Grecia. Debido a que la economía se encuentra en un estancamiento profundo España intenta recoger flujos financiero a través de la venta de bonos ¡a una tasa del 6% anual! Un buen negocio para los bancos orientados a los deportes extremos. El segundo acto de la tragedia europea. Tarde o temprano España tendrá que pasar por el sinceramiento de su deuda pública, cercana al 36% del PBI. Cuando ello ocurra el euro enfrentará su prueba de fuego.

¿Que nos enseña la tragedia griega y el drama español?


Que el crecimiento debe eslabonar a los sectores productivos con la demanda interna, y hablar de demanda interna implica una estructura de ingresos de los asalariados progresiva y sostenible. Esto significa, sectores que dependan en la medida de lo posible de proyectos de mayor valor agregado y en mercados sólidos y sostenibles. ¿Es mucho pedir? En realidad, no lo es. A estas alturas sabemos que ciertas economías desarrolladas se encuentran en una fase cercana al limite de sus posibilidades, pues no pudieron reestructurar sus economías durante el ciclo expansivo de la economia internacional. ¿El Perú ha diversificado el destino de sus exportaciones lo suficiente para protegerse de la inevitable segunda crisis europea? Sí, hasta cierto punto, pero no ha diversificado su producto lo suficiente. Aun falta un mayor componente de oferta de valor agregado. Segundo, la demanda interna esta desconectada del sector primario exportador, esta locomotora del PBI no ha logrado generar una tendencia de absorción de mano de obra. No podemos pedir que lo haga, pues la tecnología de las industrias extractivas actualmente se basa en la alta mecanización. De modo que debemos ampliar las fronteras de la curva de producción de la economía nacional abriendo proyectos que incorporen mayor productividad basada en conocimiento y competencias distintivas y que a su vez permitan insertar a sectores de punta. Es increíble, por ejemplo que un presidente uruguayo haya recordado a los peruanos que el país posee un know how y un capital humano en la industria naviera (principalmente en el SIMA) que no ha podido ser desarrollada por nuestros vecinos chilenos y ecuatorianos. En la era de intesificación del tránsito por el Pacífico este factor equivale a una competencia distintiva generador de valor agregado.

Entonces, el país necesita elaborar un inventario nacional de potencialidades para la generación de valor agregado y, las políticas educativas deberían articularse a aquel inventario, orientando los programas de enseñanza con las capacidades generales y las habilidades específicas necesarias para que nuestros jóvenes se conviertan en ciudadanos creativos, investigadores visión de largo plazo y tecnólogos innovadores para trabajar en aquellos emprendimientos que nos insertarán como un país único con su propio perfil productivo. Los griegos afortunadamente nos han dicho en que se equivocaron sus élites.

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